27 junio 2006

Fragmento


Carta de Heloisa a Abelardo


!Desdichada yo, que nací para ser la causa de tal crimen! !Las mujeres no podrán conducir nunca a los hombres más que a la ruina!


Es sin duda por eso por lo que el libro de los Proverbios pone en guardia contra ellas: "Ahora, hijo mío, escucha y presta atención a mis palabras. Que tu corazón no se vuelva hacia las mujeres. No te pierdas en sus senderos, pues han herido y abatido a un gran número de hombres: los más valientes han muerto por ellas. Sus casas son las puertas del infierno y conducen al corazón de la merte".


Y en el Ecleciastés: "He considerado todo en espíritu, y he encontrado a la mujer más amarga que la muerte. Ella es la red del cazador, y su corazón es una trampa. Ssus manos son cadenas. El amigo de Dios huirá de ella, pero ella hará del pecados su víctima".


Ya la primera mujer en el jrdín del Edén, sedujo al primer hombre; creada por el Señor para prestarle asistencia, fue su pérdida. Sansón, fuerte entre los fuertes, hombre de Dios cuyo nacimiento fue anunciado por un ángel, fue vencido sólo por Dalila, que le traicionó, le abandonó, le privó de la vista y le redujo a tal penuria que prefirió destruirse él mismo, con sus enemigos, bajo las ruinas del tempro. Salomón, sabio entre los sabios, abandonado por la mujer a la cual estaba unido, cayó en tal demencia que en la vejez se dejó conducir a la idolatría, ñel, a quien el Señor había elegido, prefiriéndolo al justo David, su padre, para construir el Templo. Abandonó el culto divino, cuya necesidad habvía predicado en sus escritos y en sus palabras. Job, el santo varón, sufrió el último y más grave ultraje de parte de su mujer, cuando ella lo impulsó a maldecir a Dios. El astuto Tentador, instruido por tantas experiencias, sabiía bien que la esposa de un hombre es el instrumento más dócil de su ruina. Es él quien, extendiendo a nosotros su acostumbrada malicia, perdió por el matrimonio aquel a quien no había perdido por la fornicación. Utilizó el bien con vistas a un mal, no habiendo podido servirse del mal mismo para ese fin.

2 comentarios:

x_centrik dijo...

Las mujeres no somos malas, los hombres son incautos.

Anónimo dijo...

Las mujeres no somos tan malas!!!!! T_T!!!!
Necesitan nuestro cariño y nuestro amorrrshhhh!! *y nuestras cosquillas* A que si ^^

Una pequeña molestable