Fraseario
"Yo planté, Apolonio regó, Dios hizo crecer"
- Heloísa
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Reflexiones en torno a la vida, la literatura y la filosofía.
Acerca de mí
Ciudadela
Descubrirás lo esencial de la caravana cuando ella se consuma. Si el precipicio se opone a su marcha, bordea el precipicio; si la roca se levanta, la evita; si la arena es demasiado fina, busca más lejos una arena más dura; pero siempre retoma la misma dirección.
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El filósofo de la torre de marfil
Cuenta la leyenda que en un punto muy impreciso del mapa vivía un extraño erudito que pasaba todo el día y toda la noche encerrado en el piso más alto de una torre de marfil. Esta torre circular que se hacía más delgada conforme subía espiralmente, había llevado al filósofo toda una vida en construir, incluso, deduzco, sigue construyéndola. La torre de marfil era blanca, pero no estaba hecha de marfil, sino de piedra, si se la ha llamado de marfil es por terquedad del erudito, ya que según él, en lugar de una textura dura y rugosa, tiene una suave y lisa por donde podrías deslizarse suavemente una pluma de ave, pero esto es así sólo para sus ojos, ya que la teoría no ha podido comprobarse todavía porque, según me dijo un día, no desea perder su pluma o salir a la realidad sólo para recuperarla. Nadie ha podido hacerle entrar en razón.
Espera el resto del cuento... muy pronto.
1 comentario:
Llegué a tu blog por el comentario que dejaste en el blog de Cavallazzi.
Me conmueve que alguien, corriendo los tiempos que corren, se tome la molestia de copiar las cartas que le dirigió Heloísa a Abelardo. Es una acción muy bella.
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