09 febrero 2009
Poetas y amores imposibles V
Angélica figura nuevamente
del cielo venida a expandir tu salvación,
toda su virtud
ha en ti emplazado el alto dios del amor.
Desde el interior de tu corazón arrancó
un duendecillo
salió por los ojos y me vino a herir,
cuando miré tu rostro amoroso; e hizo
camino por los míos tan fiero y veloz,
que el corazón y el alma ahuyentó,
adormeciendo el uno y a la otra,
pavoroso;
y cuando lo sintieron llegar tan
orgulloso,
y el pronto azote tan fuerte,
temieron que la muerte
en aquel momento obrase su virtud.
Luego, cuando fue el alma revigorizada,
llamaba al corazón gritando: "¿Estás ya
muerto,
que no siento que en tu sitio estés?"
Respondió el corazón, al que quedaba poca vida
(solo, peregrino y sin ningún consuelo,
casi temblando no podía hablar),
y dijo: "¡Ay, alma, ayúdame a levantarme,
y vuélveme a llevar a lo alto de la
mente!"
Y así conjuntamente
se encaminaron al lugar desde donde
le habían echado
entonces mi rostro se volvió tan pálido
que yo casi no parecía vivo
sintiendo mi corazón morir de sus heridas
y me decía una y otra vez:
Ay de mí, Amor
que nunca hubiera pensado
que serías tan despiadado conmigo.
Donna angelicata
Lapo Gianni (siglo XIII)
Angélica figura
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