19 junio 2012

Un hombre ridículo (Fedor Dostoyewsky)


Fragmentos extraídos de “Un hombre ridículo” de Fedor Dostoyewsky

V

Aprendieron a mentir y se complacieron en la mentira y saborearon la belleza de la mentira. Acaso comenzara todo ello muy inocentemente, por simple entretenimiento, por coquetería, como una especie de juego divertido y quizá efectivamente por medio de algún átomo, pero este átomo de mentira se filtró en su corazón y les pareció amable. Poco después nació la voluptuosidad; la voluptuosidad engendró los celos; los celos, la crueldad,… No sé… no me acuerdo bien… pero en seguida, muy pronto, saltó la sangre con la primera salpicadura; quedaron asombrados, aterrados, comenzaron a alejarse los unos de los otros, a separarse. Se formaron alianzas, pero, al presente, dirigidas las unas contra las otras. Se oyeron reproches y censuras. Conocieron lo que es la vergüenza y de la vergüenza hicieron una virtud.

Conocieron la tristeza y amaron la tristeza y amaron la tristeza; aspiraron al sufrimiento y dijeron que la verdad no se adquiere más que por el sufrimiento. Y la ciencia hizo su aparición entre ellos.

Siendo malos, comenzaron a hablar de fraternidad y de humanidad y comprendieron estas ideas. Siendo criminales inventaron la justicia y dictaron códigos voluminosos para defenderla; finalmente, para asegurar el respeto a los códigos, inventaron la guillotina.

Monumento a Dostoyewsky

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