06 enero 2023

Volver a las andadas


Han pasado ya 10 años desde la última vez que escribí en este blog… es extraño; por un lado me siento viejo, muy pocas personas siguen escribiendo en blogs (que causaron alborozo en mis tiempos universitarios), por otro lado, siento que necesito expresarme, desahogar el universo acumulado en este tiempo, filtrarlo, ordenarlo, darle sentido y externarlo, sacarlo de mí, no guardar nada, exprimir hasta que quede seco…

Hubo razones, que todavía conservo, para abandonarlo, para dejar de escribir: desencantamiento, exceso de información (ruido eterno), aceleración, esta vaga sensación de que a nadie le importa realmente lo que sientes y piensas, de que no tienes nada que aportar, de que sólo repetimos lo que otros han dicho ya… hoy casi todos publican fotos, memes, comparten los lugares que visitan, lo que comen y hasta cuentan historias —y lo hacen en plataformas más atractivas, aunque igualmente pasarán de moda—… 

¿Para que agregar ruido a un universo de caos que crece sin control ni fronteras, para que retomar un blog oxidado por una década, para qué volver a las andadas?, si detesto la hipermodernidad, si me enoja la obsolescencia programada, si me molesta el capitalismo de la vigilancia, si en mis clases enseño que lo único que puede salvarnos de la vorágine velociférica de la aceleración es el encuentro con el otro, un compartir real, de relación, no de conexiones y likes… ¿para qué? 

La verdad es que no lo sé… 
pero tengo una creciente necesidad de hacerlo, como cuando tienes ganas de llorar y te reprimes sin entender por qué, necesidad de encontrar un sentido a lo que pienso y a lo que hago, de recuperar la ilusión de la juventud perdida, de sentir la libertad de expresar lo que pienso por el placer de hacerlo y no perderme en el pesimismo y la negatividad ensombrecedora. 

No sé si lograré el objetivo, si podré encontrar sentido en la actividad, si abandonaré una vez más el barco… pero no deseo arrepentirme de no haberlo intentado, de no volver a las andadas. 

Así que, amigo lector, bienvenido y gracias por compartir este tiempo de reflexión conmigo.

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